Temáticas

Familia

El escritor inglés aporta una visión sapiencial de la familia. De la valoración tan grande que tenía de ella salió en su defensa contra las teorías y las prácticas que la perjudicaban. Así, luchó contra las tesis eugenésicas que ya se iban imponiendo en Inglaterra a principios del siglo XX, denunciando la injerencia del gobierno en asuntos privados. Incluso Chesterton proclama: “si queremos conservar la familia, debemos revolucionar la nación” (Lo que está mal en el mundo). Y pide conservar la libertad intrínseca de la familia: “la familia es la piedar a de toque de la libertad; porque la familia es la única cosa que el hombre libre hace para sí mismo y por sí mismo” (The New Witness, 1919).

Hombre común

En su época se desarrollaban filosofías de la aristocracia que muchas veces despreciaban el sentido común de la gente corriente, la visión del hombre de a pie. Chesterton tuvo que combatir esas filosofías, por ejemplo,  las que defendían H. G Wells, G. B. Shaw y Nietzsche. Por el contrario, Chesterton propone “ama[r] y respeta[r] profundamente al hombre común y a las cosas corrientes” (San Francisco de Asís), y también ayudar a que “los hombres corrientes fueran corrientes con una alegría extraordinaria” (San Francisco de Asís). Esto no significa que se volvieran del montón, sino, más bien, que vivieran con alma sencilla su llamada a la plenitud.

Democracia

La democracia en Chesterton se basa en el auténtico reconocimiento de toda persona, de que todos tienen la palabra. Chesterton llega a hablar de reverencia al hombre común y a la percatación de que toda persona es sagrada. Además, esto se ve acompañado por un tipo de emoción democrática que consiste en sentir que se podría pertenecer a una “nación de reyes” (Heretics). Pues, “la verdadera democracia consiste en declarar que toda silla es un trono”  (On Running after Ones Hat and Other Whimsies).

Distributismo

El proyecto intelectual de Gilbert Keith Chesterton en el ámbito de la economía se enmarca en el contexto político, económico y social de la Europa de la segunda revolución industrial. Es un contexto condicionado por el auge del movimiento obrero  (y por la expansión del ideario socialista y anarquista) como respuesta a las pésimas condiciones de vida y de trabajo de las ciudades industriales europeas. A partir de la encíclica Rerum Novarum (en que el Papa León XIII fija la posición oficial de la Iglesia Católica en relación a la “cuestión obrera”) Chesterton e Hilaire Belloc proponen el Distributismo como un sistema económico alternativo tanto al capitalismo como al socialismo. Atendiendo a la formulación propia de Rerum Novarum en que se condena el socialismo y se reconoce la propiedad privada a la vez que se compele a los católicos (y a los gobernantes) a velar por el bien común y la protección de la dignidad de la persona, el Distributismo pretende fundamentalmente que la propiedad de los medios de producción esté en la medida de lo posible distribuida entre el máximo de personas o, como dice Chesterton, “demasiado capitalismo no quiere decir demasiados capitalistas sino demasiados pocos capitalistas”.

Tradición vs modernidad

Chesterton cree profundamente en la tradición. Pero de una forma muy particular. A propósito de esta cuestión, afirma Boyd que Chesterton, aunque fuese abiertamente defensor de la tradición y crítico de la modernidad, sin embargo, “había encontrado una manera de interpretar la vida moderna bajo una luz positiva como una revelación en marcha de verdades religiosas” (Chesterton & Orthodoxy). Justamente, el concepto de “tradición” en Chesterton no era la adoración del pasado, sino la transmisión de lo que está más arraigado en la vida. Y su antimodernidad, tal como lo expresa Antuñano, critica el solipsismo idealista y materialista del proyecto ilustrado, hacia una búsqueda de la trascendencia tal como lo mostraba la filosofía medieval, especialmente la de Santo Tomás. Con todo, su idea no era volver atrás en el tiempo, sino renovar una y otra vez en su “modernidad”, como lo expresa metafóricamente Chesterton, el poste de la luz para que siga alumbrando convenientemente.